No siempre es necesario acometer grandes inversiones, ni desarrollar complejos proyectos de I+D+i para aportar soluciones que mejoren la seguridad de los conductores o peatones. En muchas ocasiones, partiendo de un análisis correcto del problema (que es lo que por desgracia no siempre se realiza correctamente), se puede eliminar o reducir el mismo mediante sencillas acciones, a un coste muy bajo.
Esto es precisamente lo que acaba de ocurrir en una región de la India (Mumbai), según leemos en la web de yorokobu. En esta región, el principal medio de transporte es el ferrocarril que recorre los diferentes barrios de la ciudad, utilizado por unos siete millones de personas cada día, y cuyos accidentes provocados por atropellos constituían el principal problema de la zona, contabilizando una media de 17 personas muertas cada día por esta causa.
Es curioso conocer que la solución al problema (basta indicar que le número de muertes se ha reducido de 23 a 1 en el último semestre desde su aplicación), no ha venido de ninguna innovación de un equipo tecnológico o empresa de ingeniería, sino de la aportación de un grupo de psicólogos evolutivos, quienes a través de unas sencillas medidas han solucionado el mayor problema de esta región. Las medidas llevadas a cabo, a propuesta de estos psicólogos, han sido las siguientes:
1.- Pintar de amarillo tramos alternos de las vías, ofreciendo un marco de referencia al cerebro que facilita determinar la distancia a la que se encuentra el tren.
2.- Reemplazar la señales de aviso por imágenes de caras con pánico, que permite asociar más rápidamente la sensación de peligro, aumentando la precaución de forma automática.
3.- Sustituir el pitido largo de los maquinistas por un doble pitido breve, para aprovechar el axioma de que «el silencio establece una suerte de expectación en el cerebro», lo que activa la atención.
En definitiva, se trata de una aplicación práctica de los principios de la psicología cognitiva a la mejora de la seguridad vial en un caso concreto, con unos resultados muy exitosos. En ocasiones, las soluciones sencillas (pero adecuadas), son las más efectivas.