Si el pasado jueves mostrábamos en esta web cómo deberían ser las intersecciones en un mundo de coches autónomos, hoy, gracias a un artículo del profesor William Webb que leemos en la web BBC Mundo, vamos a ir un paso más allá, para mostrar qué tecnología sería necesaria integrar para permitir que un futuro cercano los vehículos puedan circular por nuestras ciudades autónomamente operados por sistemas inteligentes evitando accidentes, ruidos, pitidos y aumentando la fluidez y la eficiencia en los trayectos.
Según indican diferentes expertos en la materia, como el jefe ejectuvo de Ford «Bill Ford Jr.», la tecnología necesaria para hacer realidad el escenario anterior ya empieza a estar disponible, lo que abre un importante abanico de posibilidades.
Las congestiones o embotellamientos en las ciudades se podrían facilmente solucionar si cada vehículo pudiera ser redireccionado inteligentemente. Para eso es necesario que todos los elementos que intervienen en el tráfico (vehículos, semáforos, señales, etc) posean sensores que permitan controlarlos. A partir de aquí, ¿cómo podemos conectar todos estos dispositivos?
- El coste del cableado destinado a cada uno de estos sensores intalados en las ciudades (semáforos, señales, plazas de aparcamiento, puentes, barreras, etc) resulta hoy por hoy inabordable, por lo que esta opción ni se considera
- Opción descartada.
- Otra posibilidad sería el uso de las redes de banda ancha (usadas en telefonía) para conectar toda esta red de sensores, pero una conexión de banda ancha para por ejemplo, cada espacio de aparcamiento sería carísimo, tanto por el costo de los mecanismos electrónicos como la cuota del servicio y además, las baterías tendrían que cambiarse demasiado a menudo
- Opción descartada.
- Las conexiones inalámbricas diseñadas específicamente para la gestión de estos elementos son la única solución posible para poder crear una red de comunicación entre ellos. Esta red inalámbrica tendría mucho en común con las redes de telefonía móvil. Estarían compuestas por una serie de estaciones en distintas partes del país para proporcionar la cobertura necesaria, idealmente mejor que la que usamos para nuestros móviles.
- Los chips inalámbricos insertados en las máquinas se comunicarían con estas estaciones y se enviarían mensajes a través de las redes para controlar estos centros.
- La optimización de la red se daría con el envío de mensajes cortos enviados intermitentemente permitiendo a las máquinas estar la mayor parte del tiempo inactivas para mantener su carga energética durante mucho tiempo.
Si esto todavía no es posible hoy es por una clara falta de visión y porque las frecuencias de banda de radio son limitadas. Las frecuencias ideales para las máquinas son aquellas donde las señales de radio pueden viajar lejos, donde haya suficiente capacidad para un importante número de aparatos y dispositivos, y sobre todo, que el precio sea económico. No ha sido hasta fechas muy recientes en que se ha encontrado la frecuencia que cumpla estos requisitos y todavía se está trabajando en ello para que pueda tener un uso comercial.
Basados en esto, ingenieros, empresas y e instituciones trabajan en una misma dirección: desarrollar una tecnología estándar que funcione bien con la frecuencia identificada conocida como «banda de espacio blanco» y que sea óptima para las máquinas
Microcontroladores diminutos (llamados también chips sin peso) podrían extender internet a una gran cantidad de aparatos. Esta tecnología se llama «Weightless» (sin peso), y se espera que este tipo de chips económicos (su coste ronda un euro) puedan estar por todas partes a partir de 2013.
Estos chips se comunicarían con las redes y los centros de control, haciendo que que el tráfico fluyera. El auge de estos nuevos dispositivos podrían representar un gran avance hacia una gestión mucho más inteligente del tráfico.