(A continuación transcribo el artículo publicado en el HuffingtonPost el pasado sábado)
Que el coche autónomo – aquel que no necesita conductor – se va a convertir, más tarde o más temprano, en una realidad en nuestras vidas, es algo que hasta los más escépticos están asumiendo.
Iniciativas como la liderada por Google con su vehículo GCar, que ya ha recorrido sin conductor más de 480.000 kilómetros nos hacen ver que la tecnología para que este tipo de vehículos funcionen correctamente está ya muy avanzada. Es por tanto el momento de comenzar a reflexionar sobre todos los aspectos colaterales que deben ser abordados si queremos contar en un futuro próximo con vehículos que se conduzcan de forma autónoma.
En esta línea, uno de los grandes expertos en la materia, d. Joseph F. Couglin (Director del Massachusetts Institute of Technology AgeLab) plantea en un reciente artículo en el Huffingtonpost varios aspectos que deberían ser analizados, así como diferentes interrogantes a resolver, si queremos poder usar este tipo de vehículos en nuestras carreteras.
Sin duda, son cuestiones complejas, pero que deberían ser analizadas cuanto antes:
- Nuevas infraestructuras: Si la popularización del coche eléctrico está siendo lenta y costosa, entre otros aspectos por la lentitud en la adaptación de ciertas infraestructuras como los postes de recarga, imaginemos lo que puede suponer adaptar toda red viaria a los vehículos autónomos. ¿Cómo debería operar una carretera que compartiera a la vez coches autónomos y coches tradicionales?
- Gestión y operaciones: Los sistemas autónomos requerirán usar recursos compartidos en la nube, y complejos sistemas de procesado. ¿Quién debería pagar y gestionar, haciéndose cargo por tanto de la seguridad en un entorno tan crítico, esta enorme infraestructura?
- Aprendizaje, confianza y aceptación: Un sistema autónomo va a requerir dotar a los usuarios de la formación necesaria para su uso correcto. Va a ser necesario algo más que un manual con la descripción de los sistemas que tiene el coche para que cualquier usuario pueda utilizar un vehículo autónomo con total seguridad para él y el resto de usuarios. ¿Quién impartirá esta formación y cómo se validará a los usuarios que pueden usar estos vehículos?
- Seguro y responsabilidad: Una vez puestos en el mercado, se supone que los vehículos serán fiables casi al 100%, pero todo sistema tiene fallos. En caso de suceder accidentes, ¿Quién será responsable de los fallos de seguridad del sistema, el conductor, el fabricante o el desarrollador del software del vehículo?.¿Qué implicaciones va a tener esto para las empresas aseguradoras que suscriben y venden seguros de automóvil?.
- Implicaciones políticas y legislativas: La política y las leyes van siempre un paso por detrás del desarrollo tecnológico. Una vez más, los políticos van a tener que adaptar la legislación a los nuevos tiempos, de forma gradual. El estado de Nevada ha dado el primer paso, permitiendo registrar coches sin conductor, a los que define como «un vehículo de motor que utiliza la inteligencia artificial, sensores y sistemas de posicionamiento global coordinados para conducir sin la intervención activa de un operador humano», e imponiéndoles varias restricciones. Será necesario un debate coordinado e integral entre todos los niveles de gobierno y sectores empresariales para definir el nuevo escenario legislativo en el que se deberán mover estos vehículos.
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