La situación económica en la que se encuentran muchos países europeos, además del nuestro, obliga a los responsables de las distintas áreas a tomar medidas para ahorrar y contener el gasto.
En esta línea, según leemos en El País, el Gobierno holandés ha tomado la polémica decisión de ahorrar en la iluminación nocturna de sus autopistas y carreteras poco concurridas. Para ello, se apagarán las luces de las autopistas salvo en aquellos tramos más críticos que tengan curvas cerradas, cruces peligrosos o dentro de los túneles. A partir de las 23 horas se apagará la iluminación y no volverá a encenderse hasta las 5 de la mañana.
La medida también afectará a aquellas carreteras con menos tráfico que son escasamente transitadas durante la noche, en las cuales se apagarán las luces desde las 21 horas.
Para implantar las medidas de manera gradual se ha decidido comenzar la aplicación en las carreteras de la provincia de Zelanda, las cuales soportan una menor cantidad de tráfico que las del resto del país y a partir de 2013, se extenderá al resto del territorio. Según los cálculos del Ministerio de Transportes holandés, estas medidas concretar supondrán un ahorro de unos 35 millones de euros.
Sin embargo, aun siendo conscientes de la necesidad e importancia de ese ahorro, ¿no se podrían tomar otras medidas menos radicales, que trataran de gestionar mejor el gasto? Todo lo que sea ahorrar en seguridad debe ser analizado con mucha más calma, y buscar siempre alternativas que no sean tan drásticas.
En esta línea, no está de más volver a mostrar algún proyecto del que ya hablamos en Tecnocarreteras, como el llevado a cabo en la Comunidad de Madrid para la mejora en la iluminación de las carreteras, a la vez que se consigue un ahorro importante en el consumo energético. Uno de estos proyectos, implantado en la autovía que lleva de la ciudad al aeropuerto de Barajas, consiste en la colocación de luminarias LED de última generación «LED SpeedStar», que están controladas por el sistema CityTouch que permite atenuar o acentuar la iluminación punto a punto de manera remota y en función del tráfico. La unión de estas tecnologías permite reducir el consumo energético en un 80%.
Desde luego, la idea implantada en Madrid, en la línea de gestionar y racionalizar el gasto, debería ser el modelo a utilizar en otros lugares, para no repercutir bajo ningún concepto en la seguridad de los ciudadanos.