Reducir los tiempos en los que los vehículos se encuentran esperando en cruces y semáforos es clave para poder mejorar tanto la circulación como la emisión de gases contaminantes que se expulsan mientras el vehículo está detenido.
El investigador en telecomunicaciones de la Universidad Carnegie Mellon, Ozan Tonguz, lleva tiempo estudiando el comportamiento de algunos insectos como las hormigas, termitas o abejas para comprender cómo son capaces de organizarse y comunicarse para seguir sus caminos sin colisionar unos con otros en el caos aparente de sus hormigueros o colmenas. Por ejemplo, en el caso de las hormigas, éstas tienen unos protocolos establecidos cuando dos grupos se encuentran y han de cruzarse: el grupo que contiene menos unidades espera y cede el paso al grupo más numeroso.
Desde el año 2009, Ozan, está trabajando en un proyecto llamado Virtual Traffic Lights que pretende aplicar este tipo de comportamiento a la gestión del tráfico en las ciudades. La idea fundamental en la que se basa es en crear un sistema en el que los vehículos se comuniquen mediante dispositivos de corto alcance instalados en ellos (V2V) de manera que al aproximarse a una intersección, se detecte por qué camino accede un mayor número de elementos dando preferencia a esa vía. A los conductores que se aproximan a la intersección se les muestra en su cuadro de mandos una luz verde o roja dependiendo de si tiene prioridad o no, haciendo así innecesario el uso de infraestructuras semafóricas para el control de los cruces. Es como si fueran semáforos virtuales a bordo de los vehículos.
Según las simulaciones realizadas con el Virtual Traffic Ligths pueden reducirse en un 40% los tiempos de trayecto dentro de la ciudad además de reducir drásticamente la cantidad de gases contaminantes al mejorar la fluidez del tráfico.
Este proyecto que ha sido financiado con 2 millonees de dólares, tiene previsto realizar las primeras pruebas en entornos reales a finales del año que viene.
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