En las grandes ciudades, el problema de los atascos de tráfico sigue siendo habitual en las horas punta, donde numerosos conductores se ven atrapados en sus desplazamientos, teniendo que pasar un rato adicional en el coche, con el consiguiente enfado producido, y problema económico (horas en las que nadie produce nada).
A pesar de que cada vez son más habituales los sistemas de navegación que, en función del tráfico actual, nos indican por dónde ir, según el MIT el problema es que nunca se ofrecen decisiones tomando una visión de conjunto, sino individuo a individuo.
Es decir, en un momento determinado, el sistema siempre mandaría a todos los vehículos por la misma ruta alternativa (la mejor opción para uno, pero no para todos), lo que provocaría un nuevo atasco en esa ruta.
Conseguir entender el tráfico y dar una solución global es el gran reto de los navegadores en la actualidad, y de los sistemas que guían a los conductores. Para ello, es imprescindible gestionar todo de forma centralizada, para saber cuántos conductores están en una situación determinada y poder ofrecer la mejor decisión a cada uno de ellos, que será enviarlos por diferentes caminos.
Pasar de un modelo más basado en la mejor estrategia para cada uno, a otro que busca la mejor estrategia para todos va a ser la única forma de que, a medio plazo, se pueda poner solución al enorme problema de los atascos.