Con un poco de retraso sobre las previsiones iniciales, desde hace unos pocos meses ya está disponible para su uso el sistema Galileo, una iniciativa de la Unión Europea de desarrollo de un sistema propio global de navegación por satélite.
El proyecto surgió de la necesidad de contar con tecnología propia que evitara la dependencia de otros sistemas exteriores como el estadounidense (GPS), el ruso (GLONASS) o el chino (BDS).
Este nuevo sistema, además, permitirá cubrir un mayor número de lugares que el GPS, y además con una mayor precisión.
La red de satélites de Galileo no estará plenamente operativa hasta el año 2020, aunque ya se puede hacer uso de la misma. El coste global que va a tener el proyecto rondará los 9.500 millones de euros, lo que da una idea de la dimensión del mismo.
La principal diferencia del sistema europeo con el resto es que no depende de ningún organismo militar, lo que debería asegurar su uso en cualquier circunstancia.
La idea es que los usuarios (fabricantes y proveedores) puedan incorporar estas nuevas señales disponibles, de manera al existir nuevas fuentes, mejore la precisión en muchos lugares (donde pueda llegar la señal más limpia de uno u otro satélite).
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