Para reducir el número de accidentes ocurridos en las ciudades, existe una cierta unanimidad en que es importante evitar que los conductores vayan más rápido de lo permitido, ya que la velocidad es una de las mayores causas de estos accidentes.
Para reducir la velocidad de los vehículos, muchas ciudades apuestan por badenes (en zonas especialmente peligrosas), pero en otras, como Gijón, se han implantado nuevas soluciones.
Por una parte, con el objetivo de que los conductores sientan que algunas calles son más estrechas de lo que realmente son, y reduzcan su velocidad, se han pintado marcas viales en los extremos, con forma de montañas o dientes de dragón, para conseguir el efecto óptico de reducir la vía.
Igualmente, se ha buscado eliminar los tramos rectos demasiado largos, buscando trazados menos «cómodos», que eviten la tendencia al despiste y al aumento de la velocidad.
Veremos si funcionan estas medidas, aunque la idea de «complicar» la circulación para ir más despacio, a priori, no parece lo más recomendable.
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