Un interesante artículo publicado en la web itsinternational.com (de título Speed limits: is 20 really plenty?) se centra en la eficacia de reducir la velocidad a la que van los vehículos para mejorar la seguridad vial.
Veamos a continuación algunos de los argumentos más destacados del artículo:
- Bajo la premisa inicial, que parece compartida por todos, de que la velocidad excesiva provoca el aumento de accidentes, el artículo se centra en la hipótesis de si colocar señales que obliguen a disminuir bastante la velocidad en las ciudades será efectivo para mejorar la seguridad en las mismas.
- Datos de la Comisión Europea: Si un automóvil golpea a un peatón a 48 kms/h hay un 45% de probabilidad de matarlo, pero si el vehículo va a 32 kms/h), esa tasa de mortalidad cae al 5%. Eso ha hecho que muchos organismos soliciten ese límite (30 kms/h) para la velocidad en las ciudades.
- Sin embargo, algunas pruebas reales realizadas añaden un nuevo matiz muy importante para reducir significativamente los accidentes: No basta con poner señales con límites de velocidad más bajos, toda el área hay que adaptarla a esa nueva circunstancia, es decir, incluir infraestructura de apoyo, como baches de velocidad, áreas elevadas y elementos para frenar el tráfico.
- Por tanto, es cierto que una menor velocidad causa menos accidentes, y que en muchas zonas sirve con las señales, pero en las que son más sensibles (zonas cercanas a colegios o residencias) resulta imprescindible adaptar toda la infraestructura para obligar a los vehículos a que no vayan a mayor velocidad de la permitida.