Una nueva normativa de la Unión Europea exige a los fabricantes de vehículos que, a partir del año 2024, incluyan en los mismos nuevos dispositivos avanzados de seguridad, entre los que se incluyen sistemas para detectar y avisar ante posible somnolencia o cansancio del conductor.
El objetivo de esta nueva norma es conseguir reducir el elevado número de accidentes producidos por esta causa, que se estima ronda el 10-25% del total.
Para ello los fabricantes están trabajando en diferentes sistemas y dispositivos capaces de detectar desde la frecuencia del pestañeo hasta otros elementos, a través de otros análisis.
Es justo en este punto donde llega la preocupación de los usuarios más celosos de su privacidad: Si el sistema analiza aspectos como el iris de los ojos (dato biométrico único), ¿cómo se puede garantizar la seguridad de esos datos, que además es posible que los tengamos que usar como identificación en otros servicios? De la misma forma, ciertos usuarios indican que la sensación de control de estos nuevos sistemas aumenta su nerviosismo en la conducción, lo que puede llegar a ser contraproducente.
Lo que parece claro es que estas nuevas tecnologías han llegado para quedarse, y será necesario por una parte acostumbrarse a ellas, y por otra conseguir tener las garantías de que con los datos obtenidos no se hace un uso ilícito.