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¿Son útiles los espacios compartidos para la gestión del tráfico en determinadas zonas de las ciudades, o se pueden acabar convirtiendo en un caos circulatorio?


El debate suscitado y reflejado en The Telegraph en los últimos tiempos en el Reino Unido sobre la necesidad de incrementar el uso de espacios compartidos en el centro de las ciudades, nos lleva a plantearnos la cuestión de si son realmente útiles, o a la larga derivan en un caos circulatorio.

En primer lugar, es importante definir lo que se conoce como Espacio Compartido, que no deja de ser una zona en la que se eliminan las tradicionales separaciones entre los espacios destinados a los peatones y a los vehículos, con el objetivo de que la autoregulación y el sentido común de ambos consigan un tráfico más fluido para los vehículos, y una gestión de recursos, en este caso de la vía, más eficaz para todos los usuarios.

Los expertos que defienden este sistema, como vemos en el artículo de The Telegraph, sostienen que se consigue una reducción importante del número de accidentes porque, contrariamente a lo que parece el sentir general, la mayor atención que utilizan los conductores, y la satisfacción por tener ellos el control (no hay que olvidar que en estas zonas no hay señales de tráfico), los convierten en más prudentes, creando un entorno general mucho más seguro.

Este concepto teórico ha sido aplicado con éxito en lugares como el de la fotografía que acompaña el artículo (una concurrida intersección en el centro de Poynton,Cheshire), donde se consiguió convertir una zona especialmente congestionada y problemática en un espacio amigable, gracias al rediseño y la nueva orientación de la misma.

Éxitos como el de esta zona son los que han vuelto a poner sobre la mesa este nuevo concepto de gestión del tráfico, que está siendo analizado para otras áreas del Reino Unido, y que comienza a ser tenido muy en cuenta también en otros países.

Este modelo, como no podía ser de otra forma, también tiene importantes detractores, que consideran que una zona de estas características su pone un problema importante, fundamentalmente para turistas y extranjeros no conocedores de la misma, y que al no contar con reglas y órdenes claras de tráfico, pueden tener importantes problemas, que ocasionen accidentes de tráfico.

La verdad es que, el sentido común parece recomendar el uso de señales y normas claras, aunque como podemos comprobar, ambos puntos de vista pueden ser defendidos, ya que se trata de un modelo diferente y contrario al sentido  común aunque, es cierto que en algunos lugares parece estar funcionando bastante bien.