Iniciativas planteadas en Finlandia para convertirse en una referencia de la movilidad sostenible


Mientras que en nuestro país seguimos sin encontrar un modelo productivo que pueda sustituir el problemático ladrillo, otros países de la UE, como Finlandia, hace años que vienen apostando por la tecnología y la innovación en todos sus sectores, con los excelentes resultados que ya conocemos.

En el caso que nos ocupa, Finlandia busca convertirse en una referencia mundial en movilidad sostenible, y para ello, además de otras iniciativas desarrolladas en este país relacionadas con las carreteras, de las cuales ya hemos hablado en el blog (pruebas de sistemas de comunicación C2X en entornos reales, ideas que se aplican con éxito para la gestión de la vialidad invernal, o su novedoso sistema de transporte público bajo demanda), buscan ser un referente de la movilidad limpia y eficiente.

Esta iniciativa, liderada desde el centro de investigación VTT (uno de los más grandes de Europa de estas características) pretende, por una parte, facilitar enormemente el uso del transporte público y su combinación, para conseguir formas óptimas de realizar cualquier desplazamiento, apostar por medidas de carsharing, y conseguir ir aumentando la cuota de vehículos eléctricos, para que todo este mix de acciones configure un entorno mucho más sostenible y adecuado con los objetivos que se buscan.

Los objetivos que se plantean es conseguir que para el año 2020 el número de vehículos eléctricos del país ronde el 15 %, con los híbridos recargables como destacados, y de igual forma contar con una flota de autobuses eléctricos y potenciar el uso de biocombustibles, hasta conseguir que el 20 % del transporte que se realiza utilice este combustible.

Igualmente, se está acelerando la introducción de sistemas como el eCall (pronto de uso obligatorio en toda la Unión Europea), y las iniciativas de Coches Comunicados (C2X), estableciendo zonas de prácticas para pulir todos estos desarrollos y poder extenderlos al resto del país.

Todo esto forma parte de un proyecto global, conocido como programa TransSmart, formado por microproyectos independientes, pero cuya unión configura un nuevo modelo de hacer las cosas, un nuevo transporte, y una nueva movilidad adaptada a las exigencias de los ciudadanos de esta nueva sociedad.

Sin duda, un modelo de país que habría que seguir muy de cerca, porque deberíamos tomarlo como referencia en la forma de trabajar en muchos sectores.