La progresiva expansión de los teléfonos inteligentes – con acceso a internet, fotos de calidad y GPS – está propiciando un auge de las aplicaciones en las que los propios usuarios colaboran introduciendo información, para que la comunidad se beneficie de los datos ofrecidos por todos los usuarios.
Esta idea no podía permanecer ajena al sector de las carreteras, y en los últimos tiempos estamos viendo cómo varias administraciones de carreteras por todo el mundo (Desde el departamento de transporte de Utah, hasta las ciudades de Boston o Glasgow, entre otras muchas) están desarrollando aplicaciones para que los propios usuarios de la carretera sean los que puedan avisar cuando se encuentran algún elemento en mal estado, de forma que se pueda arreglar en el menor tiempo posible.
No hay que perder de vista que una de las mayores dificultades en la gestión del inventario de las carreteras se debe a la enorme longitud de los tramos que se deben controlar, con lo cual, toda ayuda que ofrezcan los usuarios (que además son los más beneficiados de tener carreteras en buen estado) es más que útil.
Los elementos reportados por los usuarios pueden ser de gran utilidad, pero no deben nunca sustituir un servicio organizado de revisión de carreteras y elementos, eso es importante no perderlo de vista. Combinar la organización y metodología que permita revisar todos los elementos de la carretera, incorporando la información al sistema, con los reportes al momento que puedan indicar los ciudadanos, o los propios vigilantes de la carretera, es una forma óptima de garantizar que las carreteras pueden estar en buen estado.
Para eso es importante contar con sistemas desarrollados que faciliten esta labora, apostar por la transparencia máxima (permitir a los ciudadanos conocer cómo se encuentra y qué hay en cada zona de la carretera), y utilizar todos los medios existentes que, como vemos, muchas veces tienen un coste muy bajo, ofreciendo una utilidad enorme.