El fabricante de automóviles Ford, viene desarrollando desde hace unos años un cinturón de seguridad que, en caso de accidente, se hincha, como si de un airbag se tratase, para tratar de reducir la gravedad de las lesiones que pudieran producirse.
Los cinturones hinchables son un sistema de seguridad pasiva que combina la protección que ofrecen los cinturones de seguridad convencionales y los airbags. En caso de accidente, unos sensores detectan el impacto y controlan el inflado de los cinturones. Este tipo de cinturones protege especialmente al usuario de lesiones en cuello, cabeza y pecho y puede usarse tanto para niños como para adultos.
La incorporación de estas bolsas de aire a los cinturones no es sencilla. Los airbags suelen instalarse ocultos en lugares fijos como el salpicadero, el volante o el lateral del asiento. En el caso de los cinturones estos deben enrollarse y desenrollarse y deben funcionar con distintas longitudes en función del pasajero, por ello es complejo ubicar el mecanismo de detonación e inflado de las bolsas de aire.
Cuando se produce un accidente y así se detecta, el mecanismo de inflado introduce una presión de aire muy elevada en la bolsa del cinturón. A continuación se produce un desinflado controlado que favorece la desaceleración del cuerpo del pasajero. Además, al hincharse se incrementa la superficie de contacto del cinturón con el usuario, lo que reduce la presión en cada punto del cuerpo y evita lesiones mayores.
Según ha anunciado Ford, van a incorporar esta tecnología a su modelo Fusión, comercializado en América, para los asientos traseros.