La hegemonía del vehículo en nuestras ciudades, y la consiguiente organización de las mismas para favorecer su uso, está cambiando en los últimos tiempos hacia un modelo de ciudad con un transporte mucho más heterogéneo, lo que obliga a adaptar los trazados urbanos para permitir la coexistencia amigable de vehículos, ciclistas y medios de transporte público.
Bajo el lema de “Movimiento calles completas” se están articulando en diferentes países medidas y soluciones tendentes a facilitar la presencia de ciclistas y peatones por las calles y ciudades, exigiendo contar con espacios exclusivos, para garantizar su seguridad, y demandando a los responsables de urbanismo a establecer los medios que fomenten el uso de medios de transporte sostenibles.
Países como Suecia, pueden ser una buena referencia sobre cómo actuar, consiguiendo además una gran seguridad en sus calles y ciudades, que cuentan con la tasa más pequeña de muertos (3 por cada 100.000 habitantes) en carreteras.
El éxito de Suecia se apoya en apostar realmente por medidas que faciliten la cohabitación de los diferentes usuarios de la ciudad: pasos de cebra más anchos, carriles de bicicleta exclusivos y bien protegidos, reducción de velocidad máxima de los vehículos en zonas urbanas y una tolerancia cero con los que incumplen las normas.
La tendencia es imparable, porque la ciudadanía del Siglo XXI demanda este nuevo tipo de vida y transporte, así que ahora toca a los responsables de las ciudades estudiar cómo se puede adaptar lo ya creado (siempre más difícil que crear de cero) a las nuevas demandas planteadas.