El tráfico de las ciudades genera una importante contaminación y ruido, algo que se podría mitigar con la colocación de vegetación en los muros o zonas aledañas a las calles/carreteras, para compensar.
Sin embargo, antes de ponerse a plantar semillas por el suelo, es muy importante analizar todos los aspectos, ya que, en ocasiones, puede ser negativo para la seguridad del tráfico.
Muchas veces se habla de la necesidad de eliminar objetos peligrosos de las orillas de la carretera, como los árboles, y aunque los arbustos y matorrales son más suaves, si crecen demasiado pueden dificultar la visión del conductor, y convertirse en un potencial peligro.
Un pared cubierta con vegetación puede ser útil para reducir el ruido o la contaminación, pero puede llevar a engaños al conductor, a fiarse pensando que no hay peligro, y no ser consciente de que detrás de esa vegetación hay un muro de hormigón.
Este complicado equilibro entre seguridad y bienestar se está estudiando en la actualidad en Suecia para conseguir determinar la mejor forma de contar con medidas que ayuden al medio ambiente pero no supongan un peligro par el tráfico.
Para ello, cada vez resulta más necesario conciliar en los proyectos de infraestructuras todo lo relativo al tema del paisaje y del entorno, para buscar ese equilibrio comentado, que sin perjudicar la seguridad, sí que ofrezca muchas otras mejoras.