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¿Cuáles son los beneficios económicos que pueden traer asociados los vehículos autónomos?


Ahora que cada vez vemos más cerca el momento en el que circulen de forma habitual por nuestras carreteras vehículos autónomos (sin necesidad de conductor), una vez que los desarrollos del Google Car y de otras iniciativas, cada día son más fiables, vamos a analizar qué beneficios económicos potenciales puede traer esta nueva tecnología.

El principal beneficio, visto desde cualquier ámbito, es el aumento de la seguridad. Como sabemos, la principal causa de accidentes de tráfico es el error humano, ocasionado en ocasiones por despistes y en otras por negligencias (asociadas a un estado del conductor inapropiado para la conducción). Contar con vehículos autómomos debería llevar asociado una drástica reducción de estos accidentes, lo que además del enorme beneficio social asociado, también proporcionar un elevado beneficio económico: Reducción de gastos de hospitales y seguros, en una cuantía muy elevada. 

El siguiente beneficio que surge, sin duda, es el relativo a conseguir una gestión del tráfico más eficaz, que permita que cada vehículo realice la ruta más adecuada en cada momento (teniendo en cuenta todas las variables que entran en juego). Esto ocasionaría una ventaja económica directa clara, el ahorro en combustible, y otras indirectas también muy importantes, como son las relativas a que los vehículos provocan una menor contaminación, al estar menos tiempo en la carretera. De igual forma, conseguir rutas más eficaces proporcionar un tiempo extra a las personas que pueden emplear en el desarrollo de actividades productivas. 

Si se consigue llegar a un modelo de vehículo completamente autónomo, en donde el conductor no tenga ni tan siquiera que prestar atención, las personas que estuvieran en el vehículo podrían dedicar también todo el tiempo que durara cualquier otro desplazamiento en realizar cualquier tipo de actividad – productiva o no – como enviar emails, ver una película, o redactar un informe para la oficina. De esta forma, se puede conseguir un aumento importante de la productividad, al tener el trabajador más tiempo para realizar cualquier actividad.

Por último, esta tecnología también permitirá favorecer el auge del modelo de car-sharing (coches compartidos), gracias a un uso eficaz de la información que facilitaría crear rutas dinámicas a medida en la que los pasarejos del vehículo tuvieran destinos en dicha ruta, de forma que no se produjeran pérdidas de tiempo a ninguno de ellos. Esto permitiría economizar todavía más los gastos (de combustible), e incluso aprovechar para desarrollar nuevos e innovadores modelos de negocio. 

Las ventajas son enormes, sin embargo, a pesar de los importantes avances técnicos referidos al principio del artículo, todavía quedan unos cuantos problemas de importancia que se deben solucionar para que los vehículos autónomos sean una realidad en nuestras carreteras. Esperemos que se den pronto los pasos necesarios para ir solucionando estos problemas comentados.