Un vehículo que circula autónomamente controlado por un iPad


Cada poco tiempo encontramos noticias que nos hablan de avances sustanciales de lo que conocemos como conducción autónoma de vehículos. En esta ocasión hemos conocido que un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford han conseguido controlar un vehículo con un iPad de manera que circule autónomamente si así lo desea el piloto.

Lo han llamado RobotCar y para ello han modificado un vehículo eléctrico modelo Nissan Leaf al que han equipado con láseres, escáneres y cámaras 3D para obtener mapas virtuales del entorno. Con los datos obtenidos por estos dispositivos el sistema es capaz de reconocer las vías y calles por las que circula. El vehículo memoriza toda esa información y así puede posteriormente viajar por esas vías ya conocidas de forma autónoma.

Obviamente, las condiciones de ocupación de las calles varían cada vez que se circula. Por ello un sensor láser inspecciona el entorno en el sentido de la marcha del coche 13 veces por segundo, tratando de encontrar obstáculos, coches, bicicletas o peatones que pueda encontrarse para actuar según corresponda, llegando a pararse si es necesario.

Al reconocer los sitios por los que circula, este vehículo no necesita la orientación que ofrecen los sistemas vía satélite, y según sus desarrolladores, es mucho más preciso. Además, poseen muchos menos sensores que Google Car con lo que su aplicación práctica resulta más económica y viable.

El RobotCar incluye un iPad en el salpicadero que sirve de interfaz para el conductor. Cuando el piloto desea transferir el control al vehículo lo hace a través del iPad. En cualquier momento, con tan solo pulsar el freno el control vuelve a pasar al conductor.

Según los responsables del proyecto, el sistema es ideal para trayectos que se repiten habitualmente, como ir al trabajo o a la universidad.

De momento, por razones de seguridad, solo ha sido probado en circuito cerrado. Actualmente están en conversaciones con las autoridades para realizar las pruebas pertinentes en entornos reales, para reconocer y comprender la complejidad de los flujos de tráfico y diseñar la toma de decisiones correctas en todos los casos que puedan presentarse. La idea de los científicos es que esta tecnología podría implantarse en los automóviles comerciales en un plazo de unos 15 años.